conversaba hoy con mi hijo sobre la situación mundial y la oportunidad que parece vislumbrarse, preocupada por la responsabilidad y poder que tengo como individuo para empujar el cambio en la dirección correcta, y la definición de lo que "correcto" es, y para quién.
--"Si tu tienes el deseo que algo bueno pase y nunca te lo crees eres un idiota"-- palabras sabias e irreverentes típicas de mi interlocutor.
--sí
--pero eso no significa que nosotros sabemos como hacerlo, como caminar el camino...
--exacto. estamos tanteando.
Y ese "nosotros" es colectivo. No son la excepción aquellos que ostentan un cargo y cuyas decisiones repercutirán sobre la vida de millones.
Cada uno de nosotros y nosotras ejercemos influencia sobre nuestro entorno.
Una barrera, un muro ha caído con la salida del poder de Bush y la entrada de un nuevo pensamiento. El cambio --que no sabemos hasta donde llegará-- es que el empujón, el pisoteo es menos fuerte, por lo que podemos arrellenarnos, acomodarnos un poco más en nuestro propio espacio.
Eso nos da la oportunidad de acción. Y ¿cuál es esa acción a ejercer, tú y yo, como individuos? ¿Hacia donde va el concenso de la convivencia en nuestro planeta? ¿o en nuestros hogares? ¿o el concenso en nuestro propio interior -- o queremos vivir en conflicto perenne entre nuestros valores y nuestras acciones?
Yo me atrevo a apuntar que todos queremos paz = "tranquilidad y bienestar". A veces tratamos de conseguir "paz" aniquilando, sometiendo o silenciando aquello que no nos gusta. Ese sistema de sometimiento requiere gran esfuerzo y energía para sostenerse, y no consigue su cometido. El que somete está preocupado perennemente de las reacciones del sometido; y gasta gran energía en mantener el sistema por medio del engaño, la propaganda, la amenaza, el uso de la fuerza, la compra de cómplices. Y el pobre sometido, ... pues, su tranquilidad y bienestar no son parte del objetivo.
Otra manera de conseguir paz usa como herramientas la aceptación, el respeto, la consideración, el aprecio y las muestras de buena voluntad. Esta manera, que quiero llamar "amor en acción", cuando funciona, funciona bien - y consigue bienestar y tranquilidad para las partes.
El sistema de sometimiento ya está probado, lo conocemos, y parece repartir infelicidad a manos llenas.
También conocemos el otro sistema. Y sabemos cómo practicarlo. Todos tenemos la capacidad de realizar acciones de amor, de aceptación, de colaboración, de no culpabilizar, de escuchar -- conceptos que las palabras no captan, pero los sentimientos y las acciones sí.
Esa es tal vez, la oportunidad de cambio que se vislumbra.
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