jueves, 10 de diciembre de 2009

Obama defiende su guerra

En su discurso de aceptación del Premio Nobel de la Paz, Obama defiende su guerra y argumenta que Estados Unidos "ha mantenido la seguridad del mundo con la sangre de nuestros soldados". También habla de "guerra justa", y esgrime el viejo argumento de "hacer la guerra para alcanzar la paz".


Ese argumento es viejo, como dice él. Y no se da sólo a nivel de naciones, sino también a nivel de individuos y grupos. Se trata de la paz de "aquí mando yo y los demás se callan y hacen lo que yo digo". Se trata del usurpamiento de la palabra "paz", disociándola de conceptos como cooperación, comprensión, respeto y aprecio, inherentes en la convivencia y la existencia pacífica.


Ese intento de arrancarle a la palabra "paz" su vital importancia para la vida de los individuos tampoco es nuevo. "Habrá quienes maten y quienes mueran", dice Obama. Y se pide a otros que den su vida en sacrificio, arrancando a su paso más vidas, con un propósito plenamente alejado de la paz, logrando en el mejor de los casos un ganador que se instala y ejerce su dominio, ya con menos violencia, por haber aniquilado la oposición y la resistencia; y en el peor de los casos, dejando obvios perdedores, pueblos diezmados, naciones destruidas y almas traumatizadas.


Obama esgrime el argumento de la defensa... de un país que alega tres mil muertos y la destrucción de unas torres, y cosecha en venganza más de un millón de muertos iraquíes, un número indefinido en Afganistán, y aprovecha de paso para continuar con el ejercicio acostumbrado de su hegemonía, apropiándose de las riquezas de otras naciones, imponiendo gobiernos y reglas económicas, culturales y militares.


Obama esgrime el desgastado argumento de que su país vela por la paz del mundo, cuando es harto conocido y comprobado que instalan y desinstalan dictaduras, y que sólo se interesan en "los derechos humanos" cuando les queda claro que obtendrán beneficios económicos y que reforzarán su poder.


Me habían dicho que yo estaba equivocada en albergar esperanzas de un cambio para mejor por esta vía y lo estaba. El pensamiento que el señor Obama defiende es aquel que sustenta las estructuras de dominio e inequidad y que se alimentan del miedo y la desconfianza. Y ese camino no conduce a la paz.